Los tres mitos: ¿Entendemos de verdad a los organizaciones de carreras.?

Los tres mitos: ¿Entendemos de verdad a los organizaciones de carreras.?

6 abril 2020 2 Por Carlos Ultrarun

En estos tiempos de Coronavirus, estoy re-editando algunos textos ya publicados que puede ser entretenido releer.

Este artículo se publicó en Runner’s World en septiembre de 2016.

 

Algunos mitos en el mundo de la organización de las carreras.

¿por qué es bueno ganar dinero si eres mecánico pero no si eres organizador de carreras?

En torno al precio de las carreras y los beneficios de las organizaciones hay varios mitos que me encantaría analizar, a saber:

Mito 1: Es malo ganar dinero organizando carreras.

Últimamente estoy asistiendo a una situación que cuanto menos me sorprende: la demonización de las organizaciones de carreras. Parece ser que ganar dinero trabajando como abogado, arquitecto o médico esta bien, pero ganarlo organizando carreras es indignante, es mucho peor que haber ido a Gran Hermano Vip, o a Andorra con bolsas de basura llenas de pasta.

Hablemos un poco del tema. En el mundo hay diferentes, cada vez mas, carreras de Trail organizadas por múltiples tipos de entidades, desde clubes de atletismo o montaña hasta asociaciones de vecinos, marcas o ayuntamientos o entidades oficiales. Pero también existen los  profesionales, personas que habiendo elegido dedicarse a eso, crean una sociedad para organizar carreras como profesión.

El motivo que un club, un ayuntamiento o cualquier otro tipo de entidad particular puede tener para organizar una carrera es múltiple, crear actividades para sus miembros, promocionar una zona geográfica o un producto o por simple diversión. El motivo fundamental que una organización profesional tiene para crear y montar una carrera es el lucro como es lógico, como un taller o un MacDonalds, lo cual no tiene nada de malo, o ¿es que no pagamos al mecánico al arreglarnos el coche….?

Como es lógico ahora entramos en la calidad del producto final, pero eso pasa con cualquier otra profesión, ¿qué pasa si el médico nos da un tratamiento equivocado o el arquitecto redacta el proyecto con incoherencias? Lo mismo debemos exigir de un organizador, que anuncie correctamente el producto que vende y nos encontremos al final de nuestra experiencia con lo que nos habían anunciado. Si eso es así, no hay protesta posible.

Mito 2: Todos los organizadores se forran.

El segundo mito es precisamente el de las grandes cantidades que ganan algunos organizando carreras. Yo hace ya tiempo que crucé la línea que divide al corredor del organizador y aunque ahora estoy a caballo soy perfectamente consciente de que muy, muy, muy muy pocos organizadores (3 muy) se harán ricos con esto, sin es que lo consigue alguno.

El trabajo de organizar carreras es de mucha responsabilidad y de poca ganancia, muy vocacional. Cualquiera que se lo haya planteado en serio se puede dar cuenta, pero el gran publico recurre a la famosa “cuenta de la vieja”: He pagado X por el dorsal, multiplicado por los que somos……uyyy, lo que ganan estos.

Pequeños detalles como los seguros, las camisetas, los avituallamientos, el personal, la logística, la atención médica, los permisos, los vehículos…etc pasan desapercibidos y no se consideran en absoluto, es lo que tiene de bueno la famosa cuenta de la anciana señora, que se hace a huevo.

Lo cierto es que los márgenes con los que se suele trabajar son mínimos y si se da un servicio bueno, es normal perder dinero hasta que la carrera no se consolide con un numero mínimo de corredores cada vez mas difícil de alcanzar por el aumento de pruebas que nacen cada día.
El trabajo de organizar carreras es, como decía antes, completamente vocacional, deportistas que quieren que muchos compartan su pasión e intentan vivir de ella suelen ser los personajes que se adentran en el farragoso mundo de la organización de carreras de Trail y deben luchar contra miles de problemas de todos tipo para que al final se vea un evento lucido que “aparentemente” es muy sencillo, permisos que no llegan, patrocinadores que no contestan, inscritos que no se inscriben, voluntarios que no se encuentran y desde luego cuentas que no salen.
 
Esto no quiere decir que todos se mueren de hambre ya que si fuera así no habra﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽vento lucido que “estroluntarios que no se encuentran y desde luego cuentas que no salenn.a un evento lucido que “estría carreras con éxito y múltiples ediciones pero esta claro que si se mira la historia, cada carrera ha tenido ediciones mas o menos dramáticas en cuanto a presupuesto.

El éxito de cada carrera es un misterio sobre el que no tengo la mas mínima intención de hablar porque me parece mas difícil de entender que las tarifas telefónicas. Hay carreras que tienen éxito desde la edición 1, mientras que hay otras que sin saber porqué, y con todas las cartas para tenerlo no despegan en la vida o directamente no celebran la segunda edición.

 
Mito 3: Las carreras son demasiado caras.

Y nos queda el Tercer Mito, el del precio de las carreras, ¿porqué algunas carreras nos parecen caras y otras no?

Mi punto de vista es claro, no se puede juzgar nada en la vida, sin antes enterarse de lo que se ofrece realmente a cambio de un determinado servicio y una carrera no es diferente. ¿Que lleva a algunos a criticar el precio de una carrera sin haberla corrido? Yo pienso que cosas que no tienen nada de deportivo, como el desconocimiento, la ignorancia o la envidia.

Una carrera no es solo lo que se incluye en la bolsa del corredor sino una experiencia sensorial completa que hay que vivir y paladear con ganas. Y es solo después de vivirla cuando se puede juzgar si el precio que hemos pagado lo vale o no. La experiencia puede verse afectada por detalles como el tiempo, la amabilidad de los voluntarios o la organización,  o el trazado elegido.

A mi me gusta compararlo con la Guía Michelín, en la que se valora con estrellas la calidad de los restaurantes mundiales. En ella se juzga y puntúa desde el modo de llegar, el aparcamiento, el guardarropa, el servicio, los aseos y desde luego la comida. Comer en un restaurante con tres estrellas Michelín suele ser una experiencia brutal mucho antes de sentarnos y meternos algo en la boca y con las carreras pasa exactamente lo mismo.

Todo el que se atreve a juzgar el precio de cualquier prueba antes de correrla es cuanto menos un inconsciente y a priori falta el respeto a una organización que seguramente ha pensado mucho el precio de manera que sea lo suficientemente bajo como para que pueda ser atractivo y lo suficientemente alto como para no perder mucho dinero.

Los  precios de las carreras no son aleatorios. Nadie organiza una carrera para que no vaya nadie por lo que es lógico suponer que todo organizador con un mínimo de sentido común ha puesto el precio justo y equilibrado.

Dejemos de seguir al que va delante y pensemos por nosotros mismos y esto desde luego vale para las carreras, así no se perderían tantos, pero esto es otro tema del que hablaremos en otra ocasión.